Querido diario, 

Hoy ha estado un día muy bonito. Andrés y yo hemos estado en el mercado hippie en Santa Eulalia. Nos despertamos a las ocho por la mañana para tomar el autobús. Este fue muy grande y viejo y estaba lleno de gente. Afortunadamente el viaje solo dura treinta minutos. Nosotros no habíamos estado nunca a ese mercadillo y a mí me hacía mucha ilusión. 

En el mercado había mucho puestos: de ropa, de sombreros, de bolsos y de cosas de artesanía. Había mucha gente, demasiada y, sobre todo, muchas turistas. A mí me encanté y compré muchas cosas, pero porque teníamos hambre fuimos. Encontramos cerca un restaurante con una terraza muy bonito y comimos unas tapas. ¡Qué rica estaba la tortilla de patatas! Después comer, fuimos a la ciudad de Eibissa. El autobús era más pequeño y no olía extraño.

Eibissa es una ciudad preciosa, con sus casas blancas, sus iglisias y sus tiendas pequeñas. Paseamos en las calles y nos gustó mucho y compramos algunos recuerdos. Durante todo el día hice un tiempo maravilloso, con sol, pero no demasiado calor. 

Ahora Andrés está hablando con sus padres por Skype y yo quiero duchar y arreglar porque vamos a salir a cenar a un restaurante muy elegante. Es nuestro aniversario. ¡tres años juntos! ¡No me lo puedo creer! Por eso, he pensado que era un día muy especial y que tenía escribir en tus páginas. Prometo hacerlo de nuevo pronto. 

¡Hasta la próxima!

14 de mayo

Querido diario: 

Hoy ha sido un día muy bonito. Andres y yo hemos estado en el mercado hippie en Santa Eulalia. Nos despertamos a las ocho de la mañana para tomar el autobús. Este era muy grande y viejo y adentro olía extraño y estaba lleno de gente. Afortunadamente el trayecto solo dura treinta minutos. Nosotros no habíamos estado nunca en ese mercadillo y a mí me hacía mucha ilusión. 

En el mercado había muchos puestos: de ropa, de sombreros, de bolsos y de cosas de artesanía. Había mucha gente, demasiada y, sobre todo, muchos turistas. A mí me encantó y compré muchas cosas, pero como teníamos hambre nos fuimos. Encontramos cerca un restaurante con una terraza muy bonita y comimos unas tapas. ¡Qué rica estaba la tortilla de patatas! Después de comer, fuimos a la ciudad de Eibissa. Esta vez el autobús era más pequeño y no olía extraño.

Eibissa es una ciudad preciosa, con sus casas blancas, sus iglesias y sus tiendas pequeñas. Paseamos por las calles y nos gustó mucho. Además, compramos algunos recuerdos. Durante todo el día hizo un tiempo maravilloso, con sol, pero no demasiado calor. 

Ahora Andrés está hablando con sus padres por Skype y yo quiero ducharme y arreglarme porque vamos a salir a cenar a un restaurante muy elegante. Es nuestro aniversario. ¡tres años juntos! ¡No me lo puedo creer! Por eso, he pensado que era un día muy especial y que tenía que escribir en tus páginas. Prometo hacerlo de nuevo pronto. 

¡Hasta la próxima!